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lunes, 20 de septiembre de 2010

Otro semestre de caída en el mercado de máquinas

La recuperación no llega. Es evidente y no caben medias verdades que maquillen la realidad. Seguimos cayendo y el suelo podría estar a punto de hacer contacto con nuestras posaderas. O no. El suelo aun podría estar lejos. Muy lejos incluso, según los peores vaticinios. En este contexto en el que ya nadie sensato puede creer en ninguna previsión, es cuando el sentido común debería tomar el relevo.

La industria de la maquinaria de obras públicas, minería y construcción tiene que seguir trabajando en la construcción de su futuro. Debe redimensionar su estructura de acuerdo a la verdadera dimensión, población y nivel de desarrollo de nuestro país.

En eso están. Y es un proceso duro, pero inevitable. Al igual que con sucede con el tejido de nuestras canteras, desaforado durante la década anterior, y que se está readaptando a unas necesidades de la demanda que tampoco dejan de crecer.

El acierto está en el justo medio. Y quien logre dimensionar su empresa con mayor acierto, saldrá fortalecido de esta crisis.

Una vez que todos los españoles sabemos que nunca más bajo ninguna circunstancia, volveremos al crecimiento de 2006, las demandas están cayendo en busca de su verdadera cara.
Es de prever que cuando toque suelo, reboten, pero ¿hasta dónde?

Esa es la baza que cada empresa se esfuerza por jugar. Porque lo cierto es que de esta, antes o después, vamos a salir. Lo importante es saber quien caminará sobre las cenizas con más agilidad. Si aquellos que han congelado la empresa, y reducido todo lo reducible, a la espera de que sea la demanda futura la que le permita volver a ir creciendo hasta recuperar su forma óptima. O aquellos que se han esforzado por adelgazar lo mínimo, y siguen promocionando su marca, a pesar de que no pueden contar con el retorno de la inversión en el corto plazo.
El cortoplacismo es probablemente una de las debilidades históricas más acusadas de España y del español.

Mientras llega la recuperación, que tiene que llegar, que casi está a la vuelta de enero, los gestores de las empresas deben mantenerse firmes al timón de las embarcaciones. Aunque para eso conviene que tengan claro cual es su ruta y su destino.