Otro año perdido. 2016 se va y la obra pública sigue en coma. El Ministerio de Fomento cerrará 2016 con un nuevo mínimo histórico en su volumen de obra contratada, que sumará al que ya registró en el ejercicio 2009, en plena crisis, en caso de que mantenga el mismo ritmo de contratación registrado a cierre de los nueve primeros meses.
Entre enero y septiembre, el Departamento que ahora dirige Iñigo de la Serna adjudicó contratos por 1.072 millones de euros, volumen un 19,6% inferior al del pasado año, según datos oficiales del Ministerio. En caso de que Fomento continúe con este ritmo de contratación en los tres últimos meses, al cierre del año la la adjudicación se situará en unos 1.430 millones de euros, el volumen más bajo desde el de 907,6 millones contabilizado en 2009, que ya marcó un mínimo histórico.
El descenso en la adjudicación de contratos es consecuencia de la caída de la licitación, esto es, de la promoción de nuevos proyectos. La conclusión de varias líneas AVE en los últimos años, el año de interinidad del Gobierno y la exigencia de cumplir el objetivo de déficit son algunos de los factores de este parón en la obra pública.
Además, el nuevo ministro, en sus primeras comparecencias públicas, ya ha reconocido que no podrá lanzar nuevos proyectos hasta que no esté listo el Presupuesto de 2017 y, por tanto, conozca el margen inversión con que cuenta.
En cuanto a la contratación de Fomento en los nueve primeros meses de este año, la correspondiente a nuevas obras de ferrocarril de Alta Velocidad se desplomó un 58,2%, hasta situarse en 320,6 millones de euros.
De su lado, la adjudicación de trabajos de carreteras repuntó un 4,25%, hasta suponer 251 millones de euros, impulsada por los proyectos de rehabilitación y mejora de las vías. En este sentido, destaca el hecho de que Fomento ha vuelto a contratar obras de carreteras a través de la Sociedad Estatal de Infraestructuras Terrestres (Seittsa), que en lo que va de año ha canalizado contratos por valor de 188 millones tras encadenar casi un año sin contratar.
A no ser que caiga un meteorito sobre la tierra, estamos en condiciones de afirmar que 2017 sólo puede ser mejor.
