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lunes, 1 de octubre de 2012

Los ingenieros de minas ante el reto de la reestructuración estratégica del sector de los áridos


Ángel Cámara Rascón. Dr. Ingeniero de Minas
Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas. 
Decano del Colegio de Ingenieros de Minas del Centro de España

El Sector de los áridos está atravesando una situación de crisis sin precedentes que amenaza a su propia supervivencia. El mantenimiento del sector pasa por una restructuración estratégica en la que es necesaria la participación de todos los agentes implicados en su estabilización. 
Particularmente, los ingenieros de minas pueden ser piezas fundamentales tanto desde el punto de vista técnico como del de gestión estratégica de los nuevos proyectos. En este trabajo se trata de establecer un marco de acción desde el punto de vista de la ingeniería de minas, partiendo de la  base del análisis de la situación actual del sector.

γ  Introducción

Los recursos mineros no energéticos, suministran muchas de las materias primas para la industria y la construcción. Las conclusiones de la conferencia Europea de Minerales, celebrada en Madrid en el año 2010, señalaban que el incremento de la población de los últimos años, así como los mayores niveles de calidad de vida, suponen una demanda sin precedentes de metales, minerales y áridos, estando previsto que de 60 a 80 millones de personas se movilicen a las ciudades, con la previsión de que cerca del 70% de la población mundial viva en núcleos urbanos en el año 2030.
Este documento, donde se exponen  los factores que pueden afectar a la competitividad de la industria extractiva no energética europea y que, van desde la preocupación por la diversidad y la complejidad de los procedimientos de autorización en los distintos  Estados miembros, hasta los conflictos con otros usos del suelo, la falta de disponibilidad de mano de obra cualificada y la pluralidad de requisitos en materia de medio ambiente,  seguridad y salud.
La bonanza económica previa a la actual situación de crisis económica propició una serie de características que en el día de hoy se han vuelto contra la viabilidad del sector del árido. La existencia de un mercado capaz de soportar cualquier producción ha favorecido la existencia de un gran número de explotaciones totalmente sobredimensionadas y gestionadas, en la mayoría de los casos, por pequeñas empresas de carácter familiar con pocas herramientas de gestión empresarial y un bajo nivel de tecnificación. Esta situación junto a un mercado no estructurado ha propiciado e incluso consentido una competencia desleal debida a la existencia de explotaciones ilegales, falsos préstamos, mejoras agrícolas, etc. Una consecuencia directa ha sido la imagen social negativa que se ha producido debido a la escasa relación con la comunidad. El paso de los años de bonanza a la situación actual se conoce como burbuja inmobiliaria, crisis, etc. El paso al futuro ha de ser mediante innovación tecnológica, investigación, y es en esos factores donde la presencia de los ingenieros es fundamental.
Pasado el tiempo de bonanza, cuando llegan los tiempos de bajada drástica del mercado, cabrían varias actuaciones posibles; se puede pasar a una situación de hibernación esperando tiempos mejores, se puede malvender el patrimonio para salir cuanto antes de la situación o se puede planificar una estrategia de mercado a medio y largo plazo que permita la subsistencia del sector. En la mayoría de los casos, el sector ha reaccionado con descensos temerarios de los precios sin valorar el coste de los stocks. Una política lasa de cobro aceptando condiciones muy por encima de las legalmente establecidas y, finalmente, con la paralización temporal de las explotaciones lo que implica una falta total de inversión en la actualización de las instalaciones.
Las consecuencias directas de esta política son los grandes problemas financieros y de tesorería acuciados por la dificultad de cobro a pesar del bajo precio de venta y el deterioro, a veces irreversible, de la instalación por falta de mantenimiento de maquinaria y despido de personal incluyendo a los directores facultativos.
La minería española y en particular el sector de áridos y  también las rocas ornamentales están sometidos a un desafío sin precedentes por la crisis económica y por la creciente exigencia de responsabilidad social y ambiental. 
Hoy, la sociedad exige a la actividad minera excelencia en la gestión de los impactos sociales y ambientales, más allá del cumplimento de la normativa vigente en materia de seguridad, calidad y control ambiental. Para adaptarse a esta situación, el sector de áridos afronta  nuevos retos de competitividad y mejora de eficiencia, que haga compatible la viabilidad económica y los más exigentes criterios de desarrollo sostenible.

γ  Futuro del sector  

Hasta el año 2010, este  sector minero español ha sido el más importante en cuanto al valor de la producción, número de explotaciones y empleo total generado. En el ámbito de los países integrados en la Unión Europea de Productores de Áridos (UEPG), España ocupaba el segundo lugar en cifras absolutas tras Alemania y por encima de Francia. 
Según los datos del Informe “La Minería Española durante el año 2009 y un avance del 2010”, de los profesores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid, J. A. Espí y J. L. Sanz, el consumo de áridos en España se situó en el año 2010 en 348,7 millones de toneladas, donde 307,4 millones de toneladas corresponden a rocas utilizadas en la construcción y 41,28 millones de áridos al consumo industrial; lo que suponía ya un importante retroceso acumulado del 59,6% respecto al trienio 2008-2010.
El consumo “per cápita” de los áridos que han tenido como destino la construcción en España en este año, fue de 6,54 toneladas por habitante y año, con una caída de 1,33 puntos respecto al año anterior. El valor del negocio se valoró en 2075 millones de euros con un descenso del 21,01%  respecto al año 2009.
Los áridos dieron empleo a unos 14.000 trabajadores en esos años, lo cual supone un 34% del empleo total en minería y más del doble que toda la minería del carbón. Como el transporte va íntimamente asociado a esta actividad, se calcula que entre éste y otros empleos indirectos según Tamames (2007) se llegó a los 85.000.
La garantía de un posible despegue del sector en el futuro pasa por una reducción significativa de la oferta, tanto en número de explotaciones activas como en la oferta por si misma. 
Resulta totalmente necesaria la profesionalización de la gestión de las compañías con especial incidencia en los aspectos financieros de la actividad (valoración de acopios, provisiones de restauración, análisis de costes, etc.). La puesta en valor de los técnicos de la explotación permitiría la mejora en el diseño de las instalaciones con medios de producción actualizados y respetuosos con el medio ambiente.
Finalmente, como una acción lejana a la puramente técnica pero también necesaria se encuentra la de vender una imagen menos agresiva con una significativa mejora de las relaciones con la comunidad.
La actividad minera, como todos sabemos, no es una actividad aislada e independiente del entorno que la rodea, sino que interacciona con otras actividades, siendo las más importantes el medio ambiente, y el urbanismo. 
La actividad medioambiental y la urbanística están reglamentadas, y la actuación a seguir en estas áreas está  bien ordenada, sin embargo en el área urbanística, en concreto en la relación con los Ayuntamientos, es donde en los últimos años los empresarios mineros están encontrando más problemas, denunciando cierta discrecionalidad por parte de estos.
Es necesario realizar un acercamiento entre la industria minera y los Ayuntamientos, con el fin de que cada uno conozca las necesidades y posibilidades del otro, así como promover entre el mundo profesional de la minería el estudio y conocimiento de la normativa urbanística y de ordenación del territorio, para así poder defender mejor sus intereses y derechos.
Como es natural la ubicación lógica de la extracción minera, se sitúa urbanísticamente hablando dentro del perímetro de suelo no urbanizable. El resto de suelos, destinados fundamentalmente al uso residencial, impiden de hecho y de derecho este tipo de aprovechamientos.
Como conclusión, dada la gran incidencia que todo esto tiene en la gestión de canteras y graveras, debería coordinarse la actividad minera con la ordenación del territorio, con el fin de que ninguna actividad quedara bloqueada, ya que podría darse el caso de que la presión urbanística creada por una buena situación económica y por tanto de empleo, que ha surgido alrededor de una determinada actividad como puede ser la minera, terminara impidiendo el desarrollo de la misma, produciéndose una reversión de la situación económica de la zona, destruyéndose empleo, y  en definitiva deteriorándose  el nivel de vida de la población. Todas estas consideraciones justifican la realización de un plan estratégico tal como se ha planteado ANEFA, algunas de cuyas conclusiones se han tenido en cuenta en la realización de este trabajo. En la distribución de roles en un plan estratégico aparecen los técnicos como segundos actores mas importantes. 
En el análisis del Plan de Mejoras Tecnológicas y Organizativas para el periodo 2011-2020, resaltan en la valoración de propuestas según las áreas las siguientes: para Procesos las de mayor importancia son gestión, reservas y rehabilitación, además de las relacionadas con el proceso puramente productivo. En las Soluciones Organizativas se encuentran la gestión de la eficiencia energética, programas formativos, análisis de productividad, etc. Y en las Soluciones Técnicas se imponen los sistemas de gestión integral y las TIC. Todas ellas pueden ser competencia de un ingeniero con un perfil como el recogido en los párrafos anteriores. 
   
γ  Papel de los ingenieros de minas

La profesión de ingeniero está cimentada tanto en conocimientos técnicos basados en  saberes específicos de gran complejidad, como en la forja del carácter que le hace creer que un determinado trabajo sólo él podrá resolverlo. La Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid se ha planteado desde la extinción del Plan de Estudios de 1968 la necesidad de formar un ingeniero con un perfil marcadamente generalista que, mediante una formación básica muy amplia, le permita abordar cualquier reto profesional con una visión científico-técnica que le aleja de la rutina de la aplicación sistemática de conocimientos adquiridos. En las siguientes figuras se presenta el esquema seguido para definir este perfil. 
Con esta premisa, es fácil entender que la situación negativa actual y las perspectivas de futuro poco optimista son un reto que el ingeniero puede abordar con una cierta garantía de éxito. 
Hace unos 17 años, el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas, realizó un estudio para conocer el perfil de empleo de sus colegiados, apareciendo sólo el 26% aproximadamente, dedicándose a las operaciones mineras y en particular al subsector de canteras y otras, solo el 1,58%.
Más tarde, en el año 2002, en las estadísticas mineras publicadas por la Dirección General de Política Energética y Minas aparecían más de dos  mil explotaciones de áridos con menos de 50 trabajadores, es lógico pensar, que junto a los ingenieros superiores trabajando en ellas, en número mayor estaban los ingenieros técnicos de minas llevando su gestión.
Según Moyano I. (2002), el total de explotaciones mineras que tenían más de 49 empleados en aquella fecha, era de 96, por lo que las posibilidades de que los ingenieros españoles se colocasen en una explotación minera grande, eran ya cada vez menores, dado que la mayor parte de ellas eran deficitarias, sobre todo las de más de 500 trabajadores y muchas de ellas estaban en pleno expediente de reducción de plantilla.
No existen publicaciones que permitan saber qué proporción de producto del sector minero de los áridos está gestionado por técnicos superiores de minas, con respecto a la totalidad, pero dado el tipo de microempresa que abunda en general en este sector, lo más probable es que, no sólo su política está en manos de personas que no han hecho estos estudios, sino que también su gestión privada empresarial está mayoritariamente alejada de sus técnicos superiores. Ante esta más que probable circunstancia cabe preguntar: ¿Cuál es el objetivo de los ingenieros de minas como conjunto? ¿Se está consiguiendo, o cada vez se está más lejos de él? ¿Son los programas de estudios acordes con esos objetivos?
En la actualidad, los requerimientos básicos que precisan los ingenieros de minas para su incorporación al sector industrial de los áridos, giran alrededor de cuatro pilares fundamentales que pueden sintetizarse en: La cualificación técnica y ética como profesional, el conocimiento constante de las nuevas tecnologías como herramientas de trabajo en la gestión, su participación en el acercamiento bidireccional entre la empresa y la universidad, y por consiguiente a un conocimiento real del mercado de trabajo, y el poder asumir los nuevos retos de acuerdo con los tiempos que corren, con el objetivo de potenciar la sostenibilidad y la calidad en todas las actuaciones.
En un estudio realizado por el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas en 2009 sobre Empleabilidad de los Ingenieros de Minas mediante una encuesta dirigida a ingenieros y empleadores, los ingenieros afirman tener un nivel de competencias acorde con el nivel exigido en su trabajo actual. Sólo en los casos del “compromiso ético” y de la “dirección facultativa de explotaciones mineras”, los niveles de competencias propios superan de forma relevante a los exigidos. Sin embargo, los encuestados admiten que la contribución de la carrera al desarrollo de las competencias consideradas no ha sido suficiente para adquirir el nivel que actualmente se les exige en su trabajo. En color naranja se muestra el tamaño de efecto calculado entre el nivel de competencias requerido en el trabajo actual y el desarrollado en la carrera.
Valoración de competencias. Nivel propio (azul); Contribución de la carrera (rosa); Nivel trabajo actual (amarillo). Tamaño de efecto (naranja)

1. En la Figura siguiente los datos se han trasformado a una escala de 0 a 10, con el fin de facilitar su interpretación. Es de destacar que no hay ninguna competencia que pueda considerarse significativamente por debajo de la puntuación media de la escala, aunque es cierto que tampoco ninguna de ellas se acerca a valores que podríamos considerar como sobresalientes (por encima de 8,5). Las competencias genéricas son donde se produce una diferencia, que parece estructural, entre el nivel de los trabajadores actuales y el nivel necesario para desempeñar su trabajo. Este pequeño déficit no se traslada al resto de competencias, donde existe una mayor igualdad, siendo las discrepancias prácticamente irrelevantes. Se puede comprobar que el nivel necesario se encuentra dentro o muy cerca de los intervalos de confianza del nivel propio.

2. Hemos analizado también si existe una percepción distinta entre los empleados y los empleadores en relación a la valoración de las competencias y de la situación actual del Ingeniero de Minas.

Valoración de competencias. Nivel propio (azul); Nivel necesario trabajo actual (amarillo)

3. En la figura siguiente se compara el nivel de competencias de los IM valorado por ambos colectivos. En general, los empleadores consideran que el nivel de las competencias genéricas es mayor que lo que opinan los propios Ingenieros. Existen excepciones como la motivación por la calidad y la sensibilidad por los temas ambientales, en las que la opinión de ambos colectivos coincide. Sin embargo, se produce el caso contrario con respecto a las competencias específicas de la profesión: los IM consideran que su nivel es superior a lo que creen los empleadores, salvo en casos puntuales como la competencia de organización de empresas del sector. En conclusión, la valoración de los ingenieros es mayor que la de los empleadores con respecto a las competencias genéricas, mientras que ocurre a la inversa con respecto a las competencias específicas. Este resultado podría servir de reflexión acerca de la necesidad de fomentar la formación de los IM en competencias genéricas. En cualquier caso, hay que considerar que las discrepancias no son importantes ya que suelen ser inferiores a un punto de diferencia.

Valoración del Nivel Propio de competencias. Empleados (rosa) vs. Empleadores (azul)










4. En la figura final se observa que hay coincidencias entre ambos colectivos con respecto al nivel de la mayoría de las competencias genéricas necesario para desarrollar el trabajo actual, aunque en alguna de ellas como el compromiso ético, la motivación por la calidad, y la sensibilidad por los temas ambientales, los empleadores consideran que el nivel necesario es mayor a lo que opinan los IM. Con respecto a las competencias específicas, se repite esta última situación: los empleadores consideran que el nivel necesario es mayor a lo que opinan los IM. Por último, señalar que la dirección facultativa de explotaciones mineras es la competencia que requiere menor nivel, tanto en opinión de los Ingenieros como de los empleadores.

Valoración del Nivel Necesario de competencias para desempeñar el trabajo actual. Empleados (rosa) vs. Empleadores (azul)

Dos son los papeles que el ingeniero de minas representa en el sector de los áridos. Por una parte la controvertida figura del Director Facultativo y por otra, la de técnico proyectista que debe optimizar un recurso.
Es necesario acabar con la idea de que el director facultativo es un mal necesario que impone el cumplimiento de la ley. Su labor no debe limitarse a dar cumplimiento a las prescripciones recogidas en los diferentes actos administrativos. Hay que realizar una puesta en valor de su función en campos tan diversos como la seguridad, el medio ambiente, las mejoras técnicas y la optimización de costes. La perversión del mercado de los últimos tiempos, en que el empresario pagaba poco porque exigía poco y en compensación el director facultativo trabajaba lo imprescindible para cumplir la imposición legal, debe acabarse; de modo que mediante la realización de un trabajo de calidad se consiga el reconocimiento de esta figura. En definitiva, se trata de aportar valor al empresario cambiando la imagen del sector.
Más importante, si cabe, es la labor como proyectista, tratando de realizar un diseño realista de las nuevas operaciones o las ampliaciones de las existentes.
Hasta ahora no había estrategia en cuanto a la administración de derechos mineros, esto es, planificación de futuras concesiones derivadas de permisos de investigación; en la actualidad hay empresas de áridos que están acabando sus reservas y no planificaron nuevas concesiones, lo que las sitúa en la extinción por ahogo.
Esta  realidad exige estar al día y al mismo tiempo ser imaginativo adoptando soluciones innovadoras. Como colofón de esta labor se encuentra la defensa ante las administraciones de cada proyecto con un sello de calidad en nuestros trabajos, justificando las medidas propuestas y contando, cuando sea necesario con equipos multidisciplinares que enriquezcan el trabajo. En este último punto es importante la existencia del visado colegial que, sin entrar a valorar el contenido técnico de un proyecto, evita el intrusismo profesional, verifica los aspectos formales del proyecto y representa una garantía ante la administración que lo recibe.
Se trata, como se decía al principio de aunar los conocimientos técnicos con la voluntad de salir de la situación actual mediante un carácter decidido.

REFERENCIAS
• Botín, S.A. y Moyano, I. (2007). La minería sostenible en la explotación de áridos en España. XII Congreso Internacional de Energía y Recursos Minerales. Oviedo.
• Calvo, B.  (2001). Los materiales de construcción como elementos de desarrollo sostenible. III Jornadas Mineras de Castilla – La Mancha. Cuenca.
• Congreso Nacional de Áridos I (2006). Ponencias y Comunicaciones. Zaragoza.
• Congreso Nacional de Áridos II (2009). Ponencias y Comunicaciones. Valencia.
• Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas de España (2010). Desarrollo de las Conclusiones de la Conferencia Europea de Minerales. Madrid.
• Espí, J.A. y Sanz Contreras, J.L (2011). La minería española durante el año 2009 y un avance del 2010. Industria y Minería. Marzo 2011.
• IGME (2005). La Industria extractiva no energética y el medio ambiente en el marco del desarrollo sostenible.
• Mañana, R. (2009). Un ensayo de prospectiva: La Industria Minera en el futuro de la Economía Española. Mediterráneo Económico 16
• Mata, F. (2002). La Formación de los Ingenieros en el siglo XXI. Cuatro aspectos clave para la reflexión.
• Moyano, I. (2002). La dimensión práctica en la formación de los ingenieros. XI Congreso Internacional de Industria, Minería y Metalurgia. Zaragoza.
• Villaverde, M. (2004). El dominio público minero y su interrelación con el ámbito urbanístico. IV Encuentros de la Industria Minera de Castilla La Mancha. Toledo.
• Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas. (2009).Evaluación de la Situación actual y Perspectivas de la Formación y Empleabilidad de los Ingenieros de Minas. 
• ANEFA. (2012). Plan de Mejoras Tecnológicas y Organizativas para el periodo 2011-2020.