Las grandes canteras a cielo abierto y de gran impacto paisajístico que pueden observarse en muchos puntos de las Islas están destinadas a desaparecer. Una vez se apruebe la Ley de Minas, que pronto entrará en el Parlament, sucederán dos cosas importantes: en primer lugar será imposible crear nuevas canteras de gran impacto como las de Establiments o Porreres y, en segundo lugar, se crean los mecanismos para ejecutar la restauración de las canteras ya existentes por muchos pleitos que medien y tanto si el propietario asume o no los trabajos.
Jaime Ochogavía, director general de Industria, explica que el punto principal hace referencia a la restauración. «Cuando la ley entre en vigor, la explotación de la cantera deberá hacerse de forma escalonada y por fases». No se podrá empezar la segunda fase mientras no se haya restaurado la primera. De esta forma, «nunca más aparecerán las grandes heridas en la montaña ahora existentes». La ley establece diversos mecanismos y el primero de todos es que eleva enormemente el precio de los avales que deposita el explotador de la cantera antes de iniciar la extracción de material. Cuando la ley entre en vigor las canteras no regeneradas, aunque estén abandonadas, deberán restaurarse y para ello será suficiente que así lo decida el Consejo de la Minería, un organismo cuya creación contempla la nueva normativa.
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