Andalucía ha batido un record histórico al sacar a concurso de golpe un total de 367 derechos de explotación minera en el subsuelo de las ocho provincias andaluzas. La oferta pública consolida la apuesta que hizo la Junta por la minería y que superó su gran prueba de fuego cuando en 2013, quince años después del desastre medioambiental de Aznalcóllar que amenazó Doñana, se anunció contra cualquier pronóstico su reapertura. En plena crisis económica, con un millón de parados y tras la debacle del ladrillo, el Gobierno andaluz ha vencido todas las resistencias iniciales, sobre todo de los ecologistas, para relanzar esta actividad y ha convertido la minería en una política económica estrella. De las energías renovables o el sueño de convertir Andalucía en una Silicon Valley, a la mina. Es una tabla de salvación que cuenta, en estos momentos, con pocos detractores. Mientras en regiones como Asturias la actividad cae, en el Sur renace.
Los nuevos derechos de explotación permitirán valorar la rentabilidad del subsuelo andaluz en las ocho provincias andaluzas, pero sobre todo en Huelva, Sevilla, Almería y Granada. Se autorizarán perforaciones y prospecciones para calibrar las posibilidades económicas bajo tierra. Estos muestreos serán el primer paso para nuevas reaperturas de minas en toda Andalucía. 250.000 hectáreas, 87.000 en suelo onubense. Las grandes multinacionales vuelven su mirada al Sur, aunque en los concursos que hasta ahora están en marcha hay alguna fórmula de consorcios con empresas locales. Desde 2012 se han sacado a concurso un total de 640 derechos mineros con una superficie total que supera las 425.000 hectáreas. Las estimaciones de la Junta son más que optimistas. Venden una inversión global por derechos mineros en Andalucía de 1.000 millones de euros y 10.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos.