La crisis en el mercado de la construcción, y los consiguientes efectos negativos sobre la venta de máquinas asignados a la misma, es sólo un problema de Europa. Esta es una de las conclusiones más importantes de la Junta General Ordinaria de Cece celebrada recientemente en Bruselas, en el que se analizó en detalle el mercado mundial del sector. Si en 2013 la economía ha registrado un crecimiento en todas las áreas del mundo (un promedio de 3,3%, desde el 1,6% en Japón hasta el 7,1% en la región de Asia) y la Unión Europea se mantuvo clavado cero, el mercado de la construcción en el mundo ha sido testigo de un crecimiento mayor que el aumento del PIB (promedio 4.5%), excepto en el viejo continente, donde hay una pérdida de 2,5% respecto al año anterior.
Recordemos que este mercado está valorado en Europa de acuerdo con varios analistas en 1,8 billones de dólares, alrededor del 24% del valor total de 7,5 billones en todo el mundo. No hace falta sacar conclusiones a partir de estos números en clave optimista o pesimista. Debe prevalecer un enfoque racional de la situación. Las empresas deben ver sin lugar a dudas el mercado global y no esperar un cambio de rumbo en el mercado europeo hasta 2015. Por otra parte, las políticas europeas de hoy siguen centradas en la austeridad y no el crecimiento y la crisis financiera de la eurozona no queda muy lejos.
Retroceso y liderazgo
En Europa, el valor de mercado de las máquinas se ha reducido a los niveles de los años 90: el rebote de los años 2010 y 2011 parece agotarse, los bancos tienen dificultades para conceder créditos y la edad de muchas de las máquinas sigue siendo baja. Las perspectivas en el viejo continente confían más en el crecimiento de Europa del Este y Rusia que en los cinco mercados históricos continentales (Italia, España, Francia, Alemania y Gran Bretaña) y las empresas europeas tienen que lidiar con la aparición progresiva de nuevas competidores no sólo en Asia, sino también turcos y rusos. La importancia de la industria europea de maquinaria de construcción, y su importancia fundamental en el mercado, sin embargo, sigue siendo clara. Si analizamos los datos de las importaciones y exportaciones en relación con 2012, vemos que la balanza comercial es positiva con respecto a cualquier mercado fuera de Europa: la industria europea el año pasado exportó a América del Norte, máquinas por aproximadamente 3,2 mil millones de euros, frente a una importación de 1,2. Algo similar sucedió con América del Sur, las exportaciones ascendieron a 1.600 millones de dólares contra una importación de 128 millones de dólares. A África se exportó por valor de 2.400 millones en comparación con sólo 46 millones de importaciones.
Pero lo más importante es que, incluso con Asia y China en particular, la balanza comercial ha sido positiva: las exportaciones alcanzaron los 3,9 mil millones contra una importación de 3 mil millones. Así que no todo es negativo y ahora las empresas deben darse cuenta de que la geografía del mercado ha cambiado a un nivel global y no puede volver a sus años anteriores a la crisis.
Para hacer frente a estos cambios, sin embargo, la industria europea tiene que ser capaz de contar con un adecuado apoyo de las instituciones comunitarias. Cece ha presentado en la conclusión de la reunión anual, el “Manifiesto de la acción Cece-Cema”, que contiene diez peticiones al Parlamento Europeo: entre ellos, un mayor alineamiento internacional para evitar las barreras comerciales, la reducción de las cargas administrativas para el cumplimiento de la legislación europea, la realización del mercado interior, la competencia justa a través de una mejor vigilancia del mercado, y aumentar la inversión en infraestructuras.